Hoy es uno de esos días en que ya el esperar dejó las esperanzas muertas. En que la lúgubre noche se apodera de un aliento. Y que el aliento mismo ya no es parte mía, sino de esa desazón que emana de lo lúdico del destino. ¿Acaso el azul es ya sombrío o quizá en marzo ya no habrán velas que soplar? Hoy es uno de esos días en que otoño es parte mía, y los pétalos caen a mi piel, mas no resbalan, se impregnan y se adentran; Me consumen y se duermen. Divagando… divagando al ocaso. Buscando si hay presente o en mi presente del ocaso a su fin. Al naufragio y a la nada. No sé. Que será. Una melodía o el presagio del nuevo inicio. Hoy es uno de esos días, que quizá algunos otros se lo merezcan. Pero que primero llegó a mi vida. Y de día. Para reclamarme ¿qué pasó? ¿En dónde me perdí? Pero es tarde; ya de noche. Un día como hoy descubrí que si hay un motivo para escribir, o un momento para pensar, ese día llegó… y al mismo tiempo llego a su fin…
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