7/5/10

Un momento

El sol estaba a punto de dormir, pero la lucidez que le daban sus jóvenes años, le permitía retroceder la historia y vislumbrar los momentos felices y aciagos. Los ojos perdidos en el cielo, a veces en el piso, y otras por los árboles, pero con la mente en su corazón. Ya era tarde. Dejó todo para estar ahí. Era una fecha especial, según su horóscopo “jejeje, no puede ser cierto esto” se dijo. Según su horóscopo, hoy era el momento de renacer en el amor, pero ella nunca creyó en eso. Estando ahí, a veces quería regresar a su casa y no hacer tonterías nuevamente; siempre le iba mal. “era hora de madurar”, pensaba. Pero a la vez repasaba por su mente los últimos momentos en que terminó con “él”: Salió de su casa furioso, sin decir nada, la mirada fue suficiente; se podía leer: “adiós” Eso era todo, un ¡adiós! Al principio lo tomó por el lado positivo: los celos no existirían más, porque él ya no estaría, y eso era reconfortante, o tal vez, ¿preocupante?, pensó. Pero lo hecho, hecho estaba. Ni los recuerdos, ni los bonitos detalles, ni lo que fuera que el tiempo libre les haya permitido hacer. Como hacer el amor o el desamor.

Sentada en el mismo parque, donde él se presentó, todo un galán, con los ojitos encendidos y atrevidamente conquistador. Solo un hola y una media sonrisa fue el inicio de una historia como tantas otras. Duraron tres meses, justo lo que ella necesitaba para darse cuenta que… todo lo que empieza bien no siempre tiene que acabar como dice la frase:”vivieron felices para siempre”. La realidad estaba frente a sus ojos, el parque estaba solo como ella, “pero que hago aquí”, pensó, e imaginó que él regresaba, como algunas veces lo hacía, “que loca soy” tambaleó ligeramente la cabeza. De pronto sintió un toque en el hombro que la hizo volver la mirada.

-Disculpe, señorita, pero ya cerraremos el parque.

Era el jardinero, que no se veía tan mal ante los ojos de Laura.

-Eeeeh. Hola – media sonrisa, los ojos encendidos y atrevidamente conquistadora.

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