3/12/09

Que caigan de sorpresa...

A veces uno tiene la alegría inmensa de poder concretar muchas cosas. De saber que las puedes realizar de la mejor manera, que sólo tú y nadie más lo puede hacer. Porque eres y te sientes con la habilidad innata, con ese don; esa virtud, que a veces es inexplicable; pero que sabes que está ahí, dentro de ti.
Aquello, los sueños, esa idea, frase, cosa, regalo, meta, como lo quieran llamar. Se mantiene a veces, intermitente, aún así, es el motivo que nos incentiva y da fuerza para seguir adelante.
Pero qué pasa cuando como dirían algunos: “no pasa nada”, es decir, cuando la paciencia deja de existir porque no ves resultados. Cuando los días pasan sin que se aproximen nuestros deseos. “El tiempo aprieta”, es otra de las frases que se presentan consumiendo nuestra motivación; pero ¡calma!, ¡sosiego! Porque excusas, ¡el tiempo no aprieta! Nosotros hacemos q las cosas nos aprieten, peor aún… nos ahogamos en un vaso con agua, esto último debe cambiar. Bebamos el agua, respiremos profundo y, si realmente lo deseamos, dejemos que las cosas fluyan, que vengan a cualquier hora, en cualquier momento; que caigan… de sorpresa.

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