2/4/09

Al cielo

El grito fue sorpresivo, ni su espejo lo esperaba. Había cortado el último mechón de cabello que le quedaba. Sobre sus pies bajaban, o mejor dicho, caían atropelladamente cada pelo, con cada gota, cada parte de ella. Por primera vez pudo atreverse; soltar el rencor; experimentar en su propia carne el odio que por varios años sostenía. Dejó caer la tijera, sus rodillas, su cintura; todo su cuerpo. Con la mejilla pegada al suelo y los ojos entreabiertos pudo notar las sombras tras la puerta. Sabía que no estaban ahí por las puras; ya la habían escuchado. Pronto, golpes incesantes y gritos, rogaban piedad. Pero ella no quería saber más de llantos, de heridas, de gritos, de soledad. Intentó esconder sus ojos, encoger su cuerpo y liberar su alma. Solo, y no sabía porque, su mano temblorosa, cogía el celular manchada de sangre. Algo dentro de si la guiaba, era el corazón en otro espacio y la razón agonizando. Inició un mensaje con: "...nos encontraremos..." el texto fue tierno, conciso y fatal. No quería ser salvada ni por su madre, ni por su amiga, ni por su novio. Quería volar! Sabía que le quedaba poco para entrar en el misterio de la vida, cada vez sentía más frío, la punta de sus dedos se helaban y la nariz iba perdiendo olfato. Hasta que se escuchó el sonido de enviado. Conformada, se dibujó media sonrisa en su faz, por su última acción. Era incontrolable la bulla que con golpes a la puerta gritaban su nombre. Por más que lo rechazara con la cabeza, no podía hacer nada, aunque por un instante, se atrevió, desde su encierro, a gritarles que se callen. Mas nadie la escuchó; su voz ya estaba en otro mundo. Con el celular en la mano y el alma queriendo volar, notó que la llamaban, pulsó temblorosamente el botón y comenzó a escuchar: “Mi vida, estas ahí, contesta”. Pero no podía hacerlo y solo contestó con el pensamiento: “Mi amor, es lo mejor para los dos”. Al no escuchar respuesta, él siguió:
“…siento tu corazón en mi pecho y estoy pronto a encontrarte. Te amo, mi vida. Estoy yendo contigo… al cielo”.

Del otro lado aquel hombre apagó el celular, corrió hacia la ventana en el octavo piso, y se lanzó…para perderlo todo… y encontrar vida en el cielo.

1 comentario:

©Dríada dijo...

Lindo relato, me emocionó.

Un abrazo;)