14/9/07

Adios Noche

Se fue. Su mirada fue un adiós, sus pasos olían a despedida y su correr pisaba todo mi dolor de sentir que se alejaba. Me remordía la mente y el corazón insistía en constantes latidos intermitentes. No creía justa una despedida melancólica, que hacia tumbarme en el aposento de resignaciones y noches desesperadas.

Ingresé y cerré la puerta. Quise escuchar música como antes lo había hecho, empero esta noche era distinta; la música solo me haría soñar más.

Recorrieron mi mente los pensamientos que en voz alta me decía; cuando cogí mil palabras para interpretar los versos que al oido me cantaba; también, cuando su sonrisa me invitaba a besarla en noches de pasiones y conseguíamos vivir nuestras pieles.

Quise establecer una conexión entre mis pies y el piso, pero no podía. Cogí ganas, no se de donde, para avanzar a mi habitación. Los segundos pasaban como si un segundo fuera un minuto. Mis manos paseaban por el aire para palpar algo que sea lógico, tangible; real. Era la noche que pocos hubieran deseado.

Pasó por mi mente sus caricias que eran besos; la delineación de mi cuerpo que proporcionaba su mirada, y las bellas canciones que brindaba su hablar. Aun a pesar de eso, no podía consolar mi alma, aquella fundida y sentenciada a la duda, de no saber si quedarse quieta o correr por ella.

Abatido en mi cama, sentía que volaba; y, que aquel sueño que habíamos creado era una realidad efímera. Mis ojos entreabiertos, confundidos y perdidos, luchaban por cambiar la última mirada de un adiós. Lidie con mi cama, arremetí contra la pared, sude la ultima gota que me quedaba y casi me ahogue con el mar de lagrimas que me fluía.

Por unos segundos quise solucionar todo: llamarla al celular, decirle que la amaba; que me torturaba su ausencia; que todo es una pesadilla; que nada de esto es real; que regresé porque la vida nos quiere juntos; que me perdone por ser hombre; que se perdone por ser mujer.

Pero no pude hacer nada de eso; solo me quedo la iniciativa de levantarme, mirarme al espejo, ver su rostro en el mío y sentir que la tengo adentro.